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Ecología
Características de la taiga: clima, flora y fauna
La taiga es, probablemente, el bioma que nos ofrece los paisajes más espectaculares que nos ofrece el medioambiente. Se trata de una franja de tierra situada en el hemisferio norte -no hay taiga en el hemisferio sur- cerca del círculo polar, en la conocida como franja boreal. Se trata de una zona al norte de Rusia, Canadá o Alaska, entre otros dos biomas muy marcados: la tundra al norte y la estepa al sur. Es un bioma frío, con unos paisajes caracterizados por los frondosos bosques de coníferas y una escasa población tanto humana como animal.
El clima de la taiga
Sin lugar a dudas, la principal característica de la taiga es el frío clima, que condiciona la vida tanto animal como vegetal en ella. La diferencia entre verano e invierno es muy marcada, tanto que en los meses más fríos del año la temperatura media está en torno a los -30ºC frente a los 10ºC de media que solemos encontrar en verano. Esto no evita que en situaciones extremas los termómetros bajen hasta los -60ºC en invierno, llegando cerca de los 20ºC en los días más calurosos del verano. Casi no hay otoño ni primavera.
A parte de las frías temperaturas, el otro rasgo identificativo del clima de la taiga son las escasas precipitaciones que se registran a lo largo del año. La escasez de precipitaciones viene acompañada de un alto porcentaje de humedad, lo que unido a la presencia de nieve y sobre todo hielo en la capa superficial de la tierra implica que la materia orgánica se descomponga a un ritmo mucho más lento de lo que es habitual. Tanto las frías temperaturas como el suelo helado condicionan en gran medida el desarrollo de la vida sobre la taiga.
¿Qué flora flora y fauna hay en la taiga?
Además de taiga, este bioma también se conoce como bosque de coníferas debido a la abundante presencia de estos árboles. De hecho, la imagen característica de la taiga es la de grandes bosques de abedules, abetos o pinos rodeados de nieve. Son árboles muy resistentes a las bajas temperaturas que allí se registran, y cuentan con adaptaciones como las hojas de aguja y un color verde oscuro que les permiten captar mejor la luz del sol que necesitan para completar el proceso de la fotosíntesis.
Se trata de árboles de hoja perenne, lo que unido a un suelo helado gran parte del año dificulta la acumulación de nutrientes necesaria para que se desarrolle la vegetación a nivel de suelo. Por eso no encontramos mucha vida por debajo de los árboles, más allá de los musgos, líquenes o alguna especie de plantas con flor. Tampoco tenemos una gran variedad de fauna, que podemos dividir en dos tipos de animales: las especies migratorias, como las aves, y los grandes mamíferos que hibernan durante los meses de invierno, como el oso.
Finalmente, conviene destacar la importante cantidad de insectos que vive en este bioma, y que junto a los gusanos son los grandes actores de la cadena alimenticia de este bioma. En los meses más cálidos del año, aves de todo tipo migran hasta la taiga en busca de estos insectos que les sirven de alimento y de un clima más suave para pasar el verano antes de regresar a zonas más cálidas durante el invierno.
¿Por qué está en peligro la taiga?
Una vez más, la actividad humana pone en riesgo la taiga. En esta ocasión, el riesgo se debe tanto a la tala de árboles como a las explotaciones mineras. Las coníferas tienen gran salida tanto para la industria maderera como para la papelera, y debido a la corta temporada de crecimiento los bosques tardan mucho tiempo en regenerarse. El fuego, provocado por causas naturales, es habitual y positivo ya que ayuda a acabar con los árboles enfermos o viejos de la taiga.
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