En el último informe de la FAO, se habla de alarma mundial si se analizan los datos de contaminación del suelo. De hecho, el inconveniente radica en que la calidad de los alimentos es peor a causa de la reducción de la calidad del terreno. Por ello, en los últimos años, se han puesto en marcha diversas campañas para evitar este tipo de contaminación.
A grandes rasgo, se refiere como contaminación del suelo la presencia de sustancias químicas en cantidades fuera de lo normal. Por ende, tienen un efecto negativo tanto en la calidad del suelo como en los ecosistemas colindantes.
Esta contaminación, al igual que las demás, es perjudicial tanto para los humanos como para los animales o para las plantas que están en el terreno.
Para los seres vivos es perjudicial debido al contacto de forma directa o, mediante el uso de agua potable. Los orígenes de la contaminación que afecta al terreno son:
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Todos estos residuos contaminan el suelo ya que tardan años en desaparecer. Además, esta contaminación también influye en el aire y, por supuesto en la contaminación del agua. Entre estas actividades se encuentran los vertidos tóxicos, ya sean arrojados al suelo intencionadamente o de forma involuntaria (petróleo, metales pesados, etc).
Por otro lado, también es causante de esta contaminación del suelo la acumulación de basura y residuos en vertederos. Del mismo modo las fugas radiactivas, la acumulación de productos industriales, la lluvia ácida y los incendios forestales provocan la contaminación del terreno.
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Para evitar que esto suceda, la solución está mayoritariamente en manos de las personas. Entre las posibles soluciones se encuentran las tres «R» de la ecología y la repoblación de forestal.
La primera de ellas es reducir, es decir, disminuir el uso de materiales y bienes que consumimos, dando importancia solamente a lo realmente necesario. La segunda, es reutilizar, es decir, volver a usar los productos una y otra vez, siempre que sea posible. De esta manera alargamos su uso y no hay necesidad de comprar el mismo producto sin ser estrictamente necesario. Y, por último, el reciclaje, que consiste dar un producto que ya no puede ser reutilizado un segundo uso para así alargar su vida útil.
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Otra forma de acabar con dicha contaminación del suelo es plantar árboles y arbustos en zonas desnudas. De esta manera, la vegetación sirve de protección del suelo y da estabilidad del terreno. Además, mediante la repoblación forestal se evita que haya zonas sin vegetación, que son las más contaminadas.
Hemos de decir que también influye bastante limpiar las zonas afectadas. Asimismo, frena el avance de la desertización y la erosión.
En conclusión, una contaminación es un problema latente escala mundial. Sin embargo, son los más pobres los que sufren las consecuencias de forma más acusada. Además, la degradación del suelo está ocasionando un cambio en la composición del suelo lo que está poniendo en riesgo la calidad y la seguridad de los alimentos.
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