Nuestro actual modelo de desarrollo genera una contaminación que es problemática para el medioambiente. A continuación, hablaremos de los algunos de los problemas medioambientales que existen en nuestro país.
Es decir, la contaminación del aire. Esto se debe a la presencia, en él, de elementos que son perjudiciales para el medio y para nuestra salud. En consecuencia, es uno de los principales problemas de las grandes ciudades, así como de las zonas industriales.
Además, el uso de combustibles fósiles en fábricas y en los medios de transporte contribuyen a una mayor contaminación atmosférica. Además, ciertos factores naturales, como los anticiclones, crean un ambiente que favorece la concentración de elementos contaminantes en el aire.
Asimismo, es importante destacar que este tipo de contaminación tiene varias consecuencias.
La sequía provoca una disminución de la producción agrícola y ganadera. Por ende, aumenta la probabilidad de que se produzcan incendios forestales. Además, empeora la calidad del aire, sobre todo en las grandes ciudades. Al mismo tiempo, el aumento de temperaturas causado por el cambio climático provoca la evaporación de los recursos hídricos.
La sobreexplotación de las aguas es el resultado del aumento del consumo de agua. Este consumo puede estar destinado usos agrarios, urbanos e industriales. Sin embargo, es la actividad agrícola consume casi el 80 % del agua. Al ser esta una gran demanda, se produce una sobreexplotación de los acuíferos.
La contaminación de las aguas en España se origina debido a varias actividades humanas. La primera es la contaminación agrícola, mediante un uso inadecuado de fertilizantes e insecticidas. La segunda es la contaminación industrial, con la evacuación de vertidos sin depurar a mares y ríos. Y, por último, la contaminación urbana, que sucede por dos motivos:
España cuenta con 27,5 millones de hectáreas de superficie forestal. Por ello, es el segundo país de Europa que más bosques posee, después de Suecia. Sin embargo, también es el país europeo más afectado por la desertificación. Las irregulares lluvias y la acción humana no contribuyen a mejorar esta situación.
Según Greenpeace, el 75% del territorio español es susceptible de sufrir desertificación. Las causas de la desertificación son dos: naturales y humanas. Entre las primeras, encontramos las acusadas pendientes de determinadas áreas de España y las lluvias torrenciales de la zona mediterránea. Entre las causas humanas, están la deforestación, el excesivo pastoreo o las prácticas agrarias inadecuadas.
La deforestación consiste en la destrucción de la capa vegetal que recubre la tierra y se debe varios factores. Uno de ellos es destinar los suelos a la agricultura o a la ganadería. Otro factor muy importante es la ocupación urbana. Y, por último, también son un factor clave los incendios forestales. Estos han aumentado en los últimos 30 años y el 90 % de ellos son provocados por los humanos.
En 2018, España se posicionó por tercera vez consecutiva como el país con más infracciones ambientales de la Unión Europea. Es por ello, que es conveniente cambiar ciertos hábitos hacia otros más sostenibles y actuar para que no se repita de nuevo esta situación.