PhotoChur || Shutterstock
El agua es un elemento imprescindible en la vida de los seres vivos. Y, por si no lo sabías, el agua subterránea representa una fracción muy importante del total de masa acuática del planeta. Se encuentran en el subsuelo y tienen cien veces más agua que los ríos y lagos de la superficie. Pueden aparecer de diferentes formas y una de ellas son los acuíferos. Hoy, te vamos a contar qué son los acuíferos y cómo se forman.
Si tenemos en cuenta la etimología de esta palabra, entenderemos mucho mejor el concepto de acuífero. Etimológicamente, Acuífero proviene del latín: aqua significa «agua» y fero significa literalmente «yo llevo». Por tanto, un acuífero es una formación geológica de rocas permeables que «lleva agua». Estas rocas permiten el almacenamiento de agua en su interior.
El agua atraviesa las fisuras y grietas de las rocas hasta el punto de que, en muchas ocasiones, pueden alcanzar la superficie. No obstante, no suele estar al alcance del ser humano y se deben realizar excavaciones o pozos para acceder a ella.
A pesar de esto, los acuíferos son un recurso natural esencial para los habitantes. Gracias a ellos, se abastece un tercio de la población mundial. Sin embargo, son muy difíciles de gestionar y administrar tanto por su ubicación como por la susceptibilidad a ser contaminados.
Ver más: ¿Qué tipos de acuíferos podemos encontrar?
Es un proceso muy sencillo. Los acuíferos se forman gracias a fenómenos meteorológicos como las precipitaciones. El agua de la lluvia se filtra en la tierra y desciende hasta topar con material rocoso. Este material rocoso puede ser más o menos permeable.
Si es permeable, el agua irá filtrando hasta topar con materiales no permeables y comenzará a almacenarse. Para que se formen los acuíferos y el agua pase, la roca debe ser sedimentaria, como la arenisca, o de pequeño tamaño, como la grava.
La recarga de acuíferos no es tarea fácil, pues se necesita que haya unas condiciones especiales. Para que se recarguen de forma natural, son necesarios los fenómenos meteorológicos, como la lluvia o la nieve. Asimismo, el terreno debe ser permeable para que deje pasar el agua con facilidad.
En algunas ocasiones, esta recarga se puede realizar de forma artificial. En estos casos, se puede recargar con agua recogida de ríos o plantas saladoras. Sin embargo, es necesario tener grandes conocimientos en las condiciones hidrogeológicas de la zona y un gran volumen de agua.
Podemos encontrar estas formaciones en todas las partes del mundo, a pesar de no encontrarse a simple vista. Sin embargo, no todos tienen las mismas dimensiones. Por ejemplo, el acuífero más grande del mundo se encuentra en África. Es el acuífero de piedra de arenisca de Nubia.
Se encuentra debajo del desierto del Sáhara, entre Egipto, Libia, Sudán y Chad. Además de ser el acuífero más grande del mundo, tiene miles de años de antigüedad. El agua subterránea que contiene es agua fósil, es decir, agua que llegó allí hace miles de años. Como sus canales de recarga se cerraron, esto ha permitido su almacenamiento y que se mantenga a día de hoy.
Como ves, estas formaciones son muy importantes para la población mundial. Son un recurso natural imprescindible. Por eso, es tan importante que cuidemos de los acuíferos. Sin ellos perderíamos una enorme fuente de abastecimiento de agua dulce. Con cada pequeño grano de arena que aportemos, podemos hacer grandes cosas por el medioambiente. ¿Te apuntas?
Ver más: Características de los ecosistemas de agua dulce
Fuentes consultadas: