La biodiversidad no se distribuye de manera uniforme en el planeta. En contraposición, se divide en unidades geográficas que comparten características comunes. De hecho, estas unidades geográficas se caracterizan por tener condiciones semejantes en cuanto al clima, la geología, la flora y la fauna. El término para estas unidades es ecorregiones, que es de lo que hablaremos a continuación.
Comencemos con la definición de ecorregión. Concretamente, WWF España define ecorregión como un área extensa de tierra o agua con características similares. Además, representa un conjunto geográficamente distintivo de ecosistemas. Así, estos ecosistemas comparten la gran mayoría de sus especies, dinámicas y condiciones medioambientales.
Sin lugar a duda, el término ecorregión está empezando a ganar gran popularidad gracias al aumento de interés por los efectos negativos del cambio climático.
Aunque la delimitación de las ecorregiones puede variar según el criterio. La mayor parte de los expertos están de acuerdo en factores y determinantes que condicionan a un ecosistema determinado. Regularmente, podemos hablar de criterios como:
Si tomamos como ejemplo a WWF, nos encontramos con 8 ecozonas. A grandes rasgos, las ecozonas son grandes superficies terrestres que poseen una flora y fauna características. Principalmente, esto se debe a que por un prolongado espacio de tiempo, hubo una separación (o aislación) física que condicionó el desarrollo de un ecosistema. Del mismo modo, estas ecozonas pueden dividirse en tres tipos de ecorregiones:
De todas estas ecorregiones, WWF señala 238 ecorregiones como prioritarias en la lista Global 200. Consecuentemente, su conservación es clave y fundamental, ya que albergan una gran biodiversidad.
De las 238 regiones prioritarias, más de la mitad se encuentran en grave peligro.
Las ecorregiones son de gran interés en el ámbito de la ecología porque es una forma eficaz de clasificar a los ecosistemas. Particularmente, las ecorregiones facilitan el análisis y la planificación en las cuestiones relacionadas con la conservación de la biodiversidad y el cambio climático, entre otras.
Como es evidente, la naturaleza no se delimita por fronteras, al menos no política. De hecho, en un solo país, podemos encontrar distintas ecorregiones. Por ejemplo, España está dividida en 12 ecorregiones y Argentina se divide en 18. Como hemos dicho su delimitación viene determinada por unos factores naturales. Por ello, se puede dar el caso que hay ecorregiones compartidas entre varios países. Consecuentemente, los límites políticos tradicionales no deben crear fronteras para asegurar la protección de las ecorregiones que comparten.
Sin lugar a dudas, al permitir la división de los ecosistemas en subsistemas son muy útiles para su propio estudio. En otras palabras, las ecorregiones permiten:
En definitiva, para lograr un desarrollo sostenible, es indispensable conocer las ecorregiones. Además, es muy importante conocer las condiciones medioambientales para determinar los efectos. Así, podremos sacar el máximo partido de nuestros recursos sin poner en peligro la biodiversidad y los paisajes de nuestra región.