Los orígenes del plástico se remontan hasta 1855 con la invención del celuloide, aunque se popularizó durante la década de 1930. Desde entonces, se promovieron los productos de un solo uso como una forma de vida más cómoda. No obstante, es, hoy en día, el residuo más dañino para la naturaleza. Por ello, trataremos con más detalle los problemas de los plásticos para el medioambiente
Son materiales sintéticos, compuestos por polímeros. Muchos de ellos son derivados del petróleo, aunque existen algunos producidos de fuentes renovables. A grandes rasgos, existen diferentes tipos de plásticos y pueden ser reciclables o reutilizables, aunque no todos pueden volver a la vida útil tras su utilización.
Con su popularización, a lo largo del siglo XX, se produjeron grandes cantidades. Esto ocurrió sin conocer su durabilidad en el medioambiente. Se acumularon en vertederos o se arrojaron al mar. A día de hoy, la tendencia general es sustituir la acumulación en vertederos por el reciclaje.
Parece inevitable que una parte siga contaminando los mares. La mayor parte del plástico de los océanos procede del uso cotidiano: vasos, botellas, bastoncillos, etc. Y no solo hablamos de abandonado en las playas o ríos. De hecho, hay una parte importante que procede de lo que tiramos al suelo. Puede llegar al mar por la lluvia, los sistemas de alcantarillado o el viento.
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Las estimaciones son dispares. Se habla de más de 6.300 millones de toneladas de residuos.
Pero no es solo la cantidad con la que ya lidiamos, sino las cifras que se suman año tras año. Estas cifras son difíciles de calcular. Según Jenna Jambeck, profesora de la Universidad de Georgia, podrían ir desde 4,8 a 12,7 millones de toneladas cada año. Y esas cantidades son solo los procedentes de las zonas costeras.
También hay que contar lo que tardarán en desaparecer los residuos ya generados, ya que hay plásticos cuya vida en la naturaleza se calcula que superan los 5 siglos.
Desde Europa, ya existen pautas para el tratamiento de estos residuos. La intención es reciclar todo lo que se pueda y utilizar el resto como combustible para la creación de energía. El objetivo final es reducir la deposición en vertederos. Y varios países están demostrando que son objetivos realistas y viables hacia una utilización responsable de estos materiales.
Ya desde hace un tiempo se pueden ver cambios sutiles con la utilización de algunos tipos de plásticos. En concreto, aquellos que son más contaminantes y que no pueden ser reciclados o reutilizados. Por ejemplo, los antiguos envases de las hamburguesas en cadenas de comida rápida, que fueron sustituidos por envoltorios de cartón.
Hoy en día, numerosas empresas aportan su granito de arena sustituyendo el plástico por papel u otros materiales biodegradables. Los utilizan para el envío de correspondencia o mercancía, o como envoltorio del propio producto.
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Según un informe de PlasticsEurope, una asociación de fabricantes de materias plásticas publicado en 2017, España muestra un comportamiento dicotómico. Por una parte, se ha aumentado la cantidad de plástico reciclado, hasta colocarse en el segundo puesto en Europa (37 %). Pero, por la otra, ha aumentado también la cantidad que acaba en vertederos en un 4 % (46 %).
Está claro que el plástico forma parte de nuestra vida, se utiliza en la rutina diaria y hasta en la ingeniería aeronáutica. Es un material esencial para que los aviones sean más ligeros y utilicen menos combustible.
Es por ello que dejar de utilizar los plásticos parece quedar fuera de las posibilidades actualmente. Sin embargo, la concienciación sobre los peligros de este material es cada vez mayor. Esto nos encamina a un uso cada vez más responsable de estos materiales. Si las políticas van en la dirección correcta podremos evitar aumentar el problema mientras se investigan materiales alternativos.