Reducir, reciclar y reutilizar. Es la triple R de la ecología, un lema que llevamos décadas oyendo en diferentes ámbitos. Nos vamos a centrar en la segunda R, la del reciclaje, quizá la cuestión en la que más podemos hacer en el día a día. Hay varios tipos de reciclaje según el tratamiento que se da a los residuos, pero para que esto sea posible antes tendremos que reciclar desde casa nosotros mismos los residuos que generemos en nuestra vida diaria. De esta forma se reducen los desperdicios y se pueden reutilizar en el futuro.

¿Qué productos podemos reciclar?

Todo. Realmente, cualquier producto puede reciclarse o, en su defecto, llevarse a un punto limpio donde se encargarán de él. Como bien sabrás, en nuestras calles encontramos contenedores para reciclar plástico, aluminio, vidrio, papel, cartón, residuos orgánicos u otros tipos de basura; y no son pocos los lugares donde podemos encontrar contenedores para reciclar pilas o baterías. Para que el reciclaje sea eficiente es muy importante separar los diferentes residuos por categorías y depositar la basura siempre en el contenedor correspondiente.

Por suerte, la consciencia ecológica es cada vez mayor incluso en la administración. Por eso, en muchas ciudades se han abierto puntos donde podemos reciclar elementos como los aceites de cocina o los residuos tecnológicos (teléfonos móviles, ordenadores, cargadores, neveras, baterías de coche, etc.) que evidentemente no deberíamos tirar al contenedor de la basura. También existen los servicios municipales de recogida de muebles viejos, colchones, etc. con el fin de reciclarlos. En caso de duda, puedes contactar con tu ayuntamiento para que te orienten.

Tipos de reciclaje según el residuo

Cada residuo pasa por un proceso de reciclaje diferente. Por ejemplo, el papel o cartón se vuelve a convertir en papel tras un proceso de mezcla con agua y aditivos; el plástico también puede tener una nueva vida o degradarse a través de procesos químicos; el vidrio puede tener tantas vidas como quiera... De hecho, el vidrio conserva intactas sus propiedades por muchas veces que lo reciclemos, y en el proceso -una vez eliminadas las etiquetas y tapones- se tritura antes de someterlo a altas temperaturas y añadir otros productos que dan lugar a nuevos vidrios.

Los restos orgánicos pueden pasar por un tratamiento biológico, aeróbico o anaeróbico, donde una población microbiana contribuye a su degradación. También pueden utilizarse como compost en la agricultura. Las pilas y baterías son muy contaminantes por culpa de los metales pesados, por lo que tienen que pasar por una trituración refrigerada antes de separar sus diferentes componentes -metales férreos y no férreos, plástico, papel y polvo de pilas-, un polvo del que se recuperan los componentes tras un nuevo proceso hidrometalúrgico.

Entrada Relacionada



Un proceso similar es el que se sigue para el reciclaje de aparatos electrónicos y electrodomésticos. Los materiales se separan mecánicamente para clasificarlos y valorarlos, aunque algunos cuentan con fluidos o sustancias -gases CFC, HCFC, HFC- que son peligrosos para el medio ambiente y exigen un trato especial. Los metales o la chatarra pueden contener materiales férricos, no férricos o ser una mezcla, así que en primer lugar hay que separarlos a través de varios procesos mecánicos, para finalmente triturarlos.

Por último tenemos el caso de la ropa y el calzado, que también se pueden reciclar, para lo que tenemos dos alternativas. Por una parte, se puede deshilachar y reutilizarse en mantas, materiales de insonorización o trapos que se utilizarán en la industria. Cuando no es posible darle una segunda vida a estos residuos textiles, pueden incinerarse para recuperar la energía o, en el peor de los casos, se acaban depositando en un vertedero.

Conociendo los diferentes tipos de reciclaje es necesario adquirir los diferentes hábitos necesarios para utilizar los mínimos recursos de la naturaleza. Solo así garantizaremos su conservación en el futuro.

  • ¿Te ha servido de ayuda?
  • No
Compartir
Publicado por
Pau Sisternas