El consumo de agua dulce es una de las principales preocupaciones de muchos gobiernos. El aumento de la población o las sequías han hecho de la huella hídrica un indicador objeto de estudio a nivel mundial. Según el organismo de la ONU encargado del estudio de los recursos hídricos, el planeta tendrá un déficit de agua del 40 % para 2030. Hablemos un poquito más sobre este importante indicador.
A grandes rasgos, es un indicador del consumo de agua. Normalmente se mide calculando la cantidad consumida o contaminada, dividida entre la población de la región estudiada (per cápita) y por un periodo de tiempo concreto (mensual o anual).
El término fue acuñado por dos investigadores cuyo objetivo era calcular el impacto en las reservas de agua. Para ello, tuvieron en cuenta el agua que consumimos para vestirnos, desplazarnos e incluso alimentarnos.
En la huella hídrica se estudian diferentes fuentes de agua:
Aunque se mide en función de la población total, el consumo es tremendamente dispar. En España, la agricultura supone un 80 % de la huella hídrica total. Le sigue la industria con «solo» un 15 %.
El problema de la agricultura se debe a la falta de inversión. Según un consultor experto en regadío, un cambio tecnológico rebajaría el agua necesaria para producir una manzana de 69 litros a 31 litros.
Así pues, un cambio en la agricultura sería un factor importante para reducir la huella hídrica en países como España. Como uno de los países más áridos de la Unión Europea, también somos uno de los mayores consumidores.
La cultura española, si bien estamos concienciados de cerrar el grifo, juega un importante papel en la elevada huella nacional. El consumo de carnes y cereales supone uno de los factores más importantes para subir la media al nivel actual. Esto es debido a que estos productos consumen grandes cantidades de agua. Por ejemplo, el caso más impactante es el de la carne de vacuno: 16 000 litros por cada kilogramo.
Muchos se preguntarán cómo es posible. Pero es mucho más fácil de entender si tenemos en cuenta:
Por eso, cerrar el grifo no es lo único que podemos hacer para reducir nuestra huella hídrica. De hecho, un cambio en nuestro estilo de vida y en la alimentación ayuda a reducir mucho más la huella. Asimismo, debemos ser conscientes del origen de los alimentos, lo que también nos ayudará a cuidarnos más. ¿Sabías que la fruta, las verduras de temporada y el pescado son los productos con menor huella hídrica? ¡Únete a una dieta sana para ti y para el agua dulce!