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Actualmente, en en las grandes ciudades ha aumentado considerablemente la preocupación por la contaminación. En el centro de las ciudades ocurre un fenómeno llamado «la boina urbana». Este fenómeno hace que, desde los alrededores, se pueda observar una capa de polución sobre la ciudad. Esta capa de polución, que se asemeja a una boina, está formada por muchos gases contaminantes. Entre ellos cabe destacar el dióxido de carbono, uno de los más concentrados en esa nube. Por consiguiente, os queremos explicar el impacto que causa este gas tan peligroso.
La principal causa de la aparición del dióxido de carbono (CO2) son las actividades humanas (Duarte, 2006). La utilización de combustibles fósiles es la que más CO2 se emite a la atmósfera. Con el aumento de la población, la demanda de transportes aumenta. En consecuencia, aumenta la producción de combustibles fósiles y, con ello, el aumento de la producción de CO2.
Un problema añadido en la capital es la falta de zonas verdes. Se les llama zonas verdes a los lugares donde hay una gran vegetación. En Madrid, por ejemplo, podemos encontrar el parque del Retiro y la Casa de Campo. La vegetación de estas zonas verdes ayuda a que se absorba el CO2 y se transforme en oxígeno. La falta de estas zonas provoca que esta transformación en oxígeno no se de tan a menudo. En consecuencia, la cantidad de CO2 en la atmósfera es mayor.
El principal problema que causan estas emisiones de dióxido de carbono es el efecto invernadero. Este fenómeno consiste en que los gases emitidos la atmósfera crean una capa que rebota la luz del sol. La luz solar entra a la atmósfera y calienta la superficie de la Tierra. Sin embargo, esta luz rebota en la capa de contaminación. Por ende, los rayos solares caen otra vez a la capa terrestre, calentándola aún más. Esto conlleva un aumento de las temperaturas, lo que, en zonas como los polos, hace que se derrita el hielo. Este se transforma en agua y hace que aumente el nivel del mar. Con lo cual, las zonas que colindan con el mar tienen un mayor riesgo de hundimiento.
El efecto invernadero no solo causa problemas con el aumento del nivel del mar. Con fenómenos como el deshielo, muchas especies tienen que desplazarse a otras zonas. Lo peor es que hay muchas especies que no logran desplazarse o adaptarse y terminan muriendo. En algunos casos pueden llegar incluso a extinguirse. Por tanto, otra consecuencia sería el impacto en la biodiversidad.
También no encontramos con el sobrecalentamiento global. Debido a estos gases, las emisiones de CO2 aumentan la temperatura del planeta (Alonso, 2010), como se ha mencionado anteriormente. Lo que supone que la temperatura media del planeta haya crecido, en los último 3 años, un 25 %. Y, no solo eso, sino que ha aumentado casi un grado desde 1990 hasta 2013.
Actualmente, se han aplicado distintas medidas para reducir las emisiones de CO2. Entre ellas destacamos:
Las emisiones de dióxido de carbono son realmente preocupantes. Ya hemos comprobado las múltiples consecuencias en el medioambiente. Y, como hemos podido observar, el aumento de las temperaturas es importante. Así como el deshielo de los polos y, en consecuencia el aumento del nivel del mar. Por lo tanto, reducir esta emisión es de gran importancia, ¡inténtalo!