Desde nuestras actividades más básicas hasta las opcionales, todos contribuimos a la producción de dióxido de carbono. Esto incluye desde alimentarnos hasta sacar el coche para ir a cualquier sitio. Pero ¿sabemos cuánto producen una u otra? A continuación, vamos a darte algunos consejos para reducir tu huella de carbono. De nuevo, desde las actividades más básicas hasta aquellas que no son necesarias para la supervivencia.
Empezaremos por la más básica (junto al consumo de agua) para la supervivencia. También, una de las más desconocidas en cuanto al impacto en forma de gases con efecto invernadero. Esto se debe, principalmente, a que no pensamos en los animales como un problema medioambiental. Pero sí, ellos también tienen su impacto.
Vamos a colocarlo en primer lugar porque, además de ser una actividad básica (la alimentación), también será de las más sorprendentes. Sobre todo, para los amantes de la carne:
Las dietas veganas o vegetarianas tienen una huella notablemente inferior. Si no puedes abandonar la carne del todo, al menos recuerda que las verduras, además de sanas, son ecológicas.
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Como siempre, queremos recordaros que las bombillas de casa son un factor importante en el consumo. Así, sustituirlas por bombillas de bajo consumo puede reducir la factura a la vez que reduces tu huella de carbono.
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También en tu casa, asegúrate de desconectar del todo los electrodomésticos. El stanby, por muy cómodo que sea, mantiene un nivel mínimo de consumo de manera constante. Es el llamado «consumo fantasma», y este sí que puede dar sustos cuando llega la factura.
Además, procura mantener limpio de escarcha el frigorífico. Mantener esa escarcha obliga a este electrodoméstico a funcionar a más potencia.
Nunca dejes de reducir tu consumo. Tampoco te olvides de reutilizar todo aquello que pueda tener un segundo uso, o darle una segunda vida con un poco de imaginación. Por último, para aquello que ya no puedas reducir más, o darle uso de nuevo, recicla. Y recuerda hacerlo correctamente con cada tipo de residuo.
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Si puedes, utiliza la bicicleta. No solo tiene una huella mínima, sino que, además, es saludable. En segundo lugar, procura contar entre tus opciones con algún vehículo eléctrico. Aunque no olvides que cargar estos coches eléctricos no deja de ser un consumo de energía, así que la bicicleta tradicional sigue conservando el primer lugar.
En última instancia, si tienes que utilizar el coche, mantenlo al día en sus revisiones. Existe una gran diferencia de emisiones por tener los filtros al día o comprobar el buen funcionamiento de los catalizadores. Un coche en mal estado puede lanzar a la atmósfera cantidades de gases 10 veces superiores a su emisión normal.
Ahora que conoces algunas de las claves para reducir tu huella de carbono, intenta aplicarlas. Estos consejos son útiles para comenzar sin mucho esfuerzo. Si tu compromiso es mayor, no olvides que hay muchas otras formas de reducirla aún más.