Hablamos de silvicultura cuando se da la explotación de masas boscosas. Esta explotación, tradicionalmente, consiste en la tala de árboles, de manera perjudicial para los bosques. Sin embargo, actualmente se han desarrollado métodos de explotación que protegen la integridad del bosque. A su vez, también producen beneficios económicos y de otra índole.
Según la producción nos encontramos con dos clasificaciones:
Según la sostenibilidad pueden ser:
El conocimiento siempre ayuda a tomar mejores decisiones en cualquier materia. Como no podía ser una excepción, la silvicultura es una ciencia necesaria a largo plazo. El estudio de esta disciplina puede ayudar a que los seres humanos aprendamos a elegir. Refiriéndose claramente a la explotación de nuestros bosques sin destruirlos en el proceso.
Por ello, es importante entender el funcionamiento de un bosque y sus ciclos. De esta manera, puede darnos una guía básica para entender qué árboles podemos talar sin perjudicar a la masa boscosa. Incluso, podría ser beneficioso, ya que, quitando un árbol demasiado cercano a otros, daríamos espacio a los nuevos ejemplares para crecer. De esta forma, el bosque nos proporcionaría madera no solo en el momento de la tala masiva. También estaríamos preparando el terreno para la obtención de madera a más largo plazo.
Pero volvemos al problema del conocimiento: para desarrollar la silvicultura hacen falta unos conocimientos suficientes para no dañar el medioambiente. Puede ocurrir que, por querer regenerar un terreno, se recurra a técnicas demasiado rápidas. Técnicas que al final acarreen nuevos problemas a medio y largo plazo.
Se dan muchos casos tras un incendio de repoblación con especies de crecimiento rápido para evitar el desgaste del suelo. Y sí, son una solución fácil, pero el daño a las demás especies autóctonas puede ser terrible. Por ejemplo, la pérdida del árbol donde anidaban ciertas aves o del que se alimentaban ciertas especies. Esto puede ser porque se ha sustituido o porque el árbol utilizado para repoblar cambia el ecosistema por completo.
Es por todo lo anterior que la silvicultura es una disciplina que necesitamos para llegar a unas prácticas sostenibles. Pero también queda claro que aún hay situaciones en las que la respuesta que damos las personas no es la más adecuada. Es necesario dar tiempo a los que dedican su vida a los bosques para avanzar en este campo. Y, por supuesto, hacer viable a largo plazo nuestra relación con los bosques de todo el planeta.
Fuentes consultadas: