Todos hemos escuchado hablar del aceite de palma y sus peligros para la salud. Sin embargo, este no es el único problema que causa este aceite. Y es que, por su origen, también pone a varias especies en riesgo de extinción. De hecho, de 1990 a 2005, entre el 55 % y el 60 % del aumento de los cultivos de palma ha sido a costa de bosques tropicales.
Y este solo es uno de los problemas...
Los datos que han lanzado luz sobre el problema de la destrucción de los bosques provienen de la Universidad de Princeton y del Instituto Federal Suizo de Tecnología. Los datos —de entre el 55 % y el 60 %— suponen que la mayor parte del aumento del consumo del aceite de palma lo sostiene la destrucción de bosques protegidos.
Y es que los principales exportadores recurren a la tala o la quema masivas para despejar terreno para las plantaciones. Así, resulta más barato, aunque sea a costa de la destrucción total de la flora local. Además, los incendios no siempre pueden controlarse, y liberan una gran cantidad de humo.
Además, los datos indican que Indonesia ha perdido en los últimos años más superficie de bosque virgen que Brasil. Y Malasia perdió en poco más de una década casi un 15 % de su superficie selvática.
Directa o indirectamente, la destrucción de esos bosques lleva a la fauna a su extinción. Tal es el caso del orangután, endémico de la región de islas indonesias. Indudablemente, Malasia e Indonesia son los mayores exportadores de aceite de palma, por lo que esta especie podría estar al borde de desaparecer.
Otras especies, como el tigre, podrían ver aún más reducido su hábitat. Si bien no son endémicas de las regiones productores, sí que son uno de los últimos reductos de estos animales. Además, junto a otras amenazas, como la caza, supone un agravamiento de las condiciones del tigre a nivel global.
Por supuesto, la explotación de este producto supone un negocio muy lucrativo. De hecho, a pesar de las campañas, su consumo ha crecido suficiente como para que no pueda prescindirse de él. Así pues, se ha llegado a expulsar a gente de sus tierras para explotar el aceite de palma.
A pesar de todo, eliminar por completo su consumo también generaría otros problemas. Así, por ejemplo:
Por lo tanto, eliminarlo del mercado sin consecuencias parece imposible.
Dado que boicotear el aceite de palma llevaría a su sustitución por otros aceites, sería peor el remedio que la enfermedad, según apuntan los analistas. No es cuestión, por tanto, de eliminar su consumo. Lo importante sería certificar que su producción se haga de forma sostenible.
Ya existen distribuidores que se aseguran de obtener aceite de palma sostenible y certificado. Sin embargo, la normativa alrededor del certificado es muy laxa. Para empezar, es voluntario adherirse a la certificación. Además, solo certifica que no procede de bosques destruidos después de 2005.
Por lo que sabemos, el problema del cultivo de aceite de palma es principalmente la mano humana tras ese cultivo. Así pues, si se pusieran regulaciones estrictas alrededor de las plantaciones, podría ser un producto sostenible.