Cuando pensamos en todos los combustibles que utilizamos, se nos vienen a la cabeza los combustibles fósiles. De petróleo sacamos la gasolina y de las minas sacamos carbón. Sin embargo, estos combustibles están escaseando y hay que buscar otros métodos. Otro combustible fósil que ha cogido mucha fama es el gas natural, pero también escasea. Por esta razón, se están realizando medidas drásticas para obtenerlo. Estamos hablando del método fracking.
El fracking también se le denomina fractura hidráulica para extraer gas natural. Este método se aprovechan las fisuras y poros de rocas sedimentarias para extraer gas natural de ellas. Estas rocas mantienen el metano dentro de esos poros ya que tienen poca permeabilidad. En otras palabras, son perfectas para crear bolsas de gas natural.
Para poder conseguir el gas que hay dentro de estas rocas se construyen cientos de pozos que ocupan áreas enormes. En estos se inyectan millones de litros de agua que contienen unos químicos y tóxicos que ayudan a extraerlo.
Este método, como expresamos anteriormente, resulta bastante drástico y severo para el medioambiente. Se crean una gran variedad de peligros para el medio ambiente.
Durante la perforación que se realiza para introducir los pozos existen riesgos de explosiones, escapes de gas y de ácido sulfhídrico e incluso que se derrumbe la tubería. Si se derrumba la tubería, los materiales que caen al agua son muy contaminantes. Entre estos materiales podemos encontrar metales pesados e incluso elementos radiactivos naturales.
Además del riesgo de que se fracture una tubería y contamine el agua, también hay otro problema muy grave de este método. Cada vez que re realiza una perforación se utilizan 200 000 m3 de agua para el fracking. Y, después de eso, se inyectan productos químicos peligrosos que llegan a un 2 % del agua insertada. La cantidad de químicos que se inyectan puede llegar a 4000 toneladas y solo vuelven a la superficie de un 15 a un 80 %. Estas cantidades son muy graves al tratarse de químicos tóxicos en el agua. Por eso, se necesita que se depure antes de devolver el agua a su lugar con el riesgo de que siga habiendo químicos restantes.
Ver más: ¿Qué son los acuíferos y cómo se forman?
Entre estos químicos que se añaden al agua, hay muchos que son volátiles y pasan a la atmósfera. Durante la extracción del gas natural, muchos otros gases se expulsan a la atmósfera dependiendo de lo bien que se realice. El gas que se extrae contiene metano que es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO2.
Hay estudios que han presentado un aumento de la sismicidad cuando se realiza fracking. Esto puede resultar muy peligroso para las centrales cercanas de todo tipo. Asimismo, puede ser un riesgo para los pueblos o ciudades que se encuentren cerca del yacimiento.
En la perforación se suele ocupar unas 2 hectáreas por cada una que están formadas por plataformas de 1,5 a 3,5 km2. Esto supone un impacto paisajístico tremendo. Lo peor es que los pozos se mantendrán durante unos 5 o 7 años dependiendo de la riqueza del material.
Como podemos ver, el fracking resulta ser una opción muy severa para extraer gas natural directamente del suelo. Se necesitan cantidades ingentes de agua de la que no se asegura su toxicidad y se ocupa un terreno enorme. De la misma manera, los gases que se extraen tienden a contaminar la atmósfera y existe un riesgo de terremotos. Con esto, queremos mostrar nuestra preocupación por este método y que promuevan a otros menos severos.