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Uno de los mayores problemas al que nos enfrentamos hoy en día es el cambio climático. Es más, casi se puede decir que algunos de los hábitos que tenemos perjudican a nuestro planeta. Desde luego, en países estacionales, los sistemas de climatización son importantes para afrontar las temperaturas extremas. Por ello, cada vez son más las personas que instalan en sus casas estos sistemas. Pero, ¿qué son? En este artículo vamos a tratar de dar una definición a estos sistemas. Además, vamos a analizar qué tipos de sistemas de climatización podemos encontrar hoy en día en el mercado.
La climatización consiste en aclimatar, valga la redundancia, un espacio teniendo en cuenta la humedad, temperatura y calidad del aire. Por esta razón, son tan importantes en países con cambios de estaciones (Eduards, 2008). Sin embargo, su consumo energético es alto, y por ende, contaminan más. A grandes rasgos, su función principal es la de convertir el aire frío en caliente, y viceversa. De esta manera, mejoran el bienestar de las personas cuando se encuentran en un determinado espacio. Generalmente, se diferencia de los calefactores o refrigeradores, ya que estos solo ejercen una función, aire o frío.
En cuanto a sus beneficios, en el mercado hay una gran disponibilidad de variantes. Sin embargo, la más relevante es que podremos elegir los que mejor se adecuen a nuestras necesidades. Además, los sistemas de climatización modernos destacan por ser extremadamente silenciosos y por tener muy buen rendimiento. Así mismo, gracias a las tecnologías actuales, se han creado diseños más funcionales y estéticos. Otra ventaja es que, muchos de ellos, generan mucha más energía de la que se consume. Por lo tanto, los consumidores pagarán mucho menos dinero a final de mes.
Los sistemas de climatización atienden a varios criterios para su clasificación:
Por un lado, según su origen, encontramos los sistemas naturales y los artificiales. Los naturales son propios del entorno y no es necesario que se fabriquen. Por el contrario, los artificiales se han creado con la finalidad de aclimatar un espacio.
Por otro lado, los sistemas de calefacción se pueden clasificar atendiendo al alcance de su instalación. Entre ellos se encuentran los unitarios y los centralizados. Estos primeros actúan en una estancia, porque no cuentan con ningún conductor que pueda transportar esa temperatura, calidad y humedad. No obstante, los centralizados sí que cuentan con este conductor que conecta varias estancias entre sí.
En estos dos tipos se aprecian las diferencias en cuando a precio y eficiencia. Los primeros son más baratos a nivel de instalación y mantenimiento. Los centralizados, cuentan con mayor eficiencia energética y su rendimiento en general es mejor (Yao, 2018).
Por último, según los fluidos caloportadores utilizados, existen los sistemas que contienen agua, aire o fluidos refrigerantes. Podemos encontrar las combinaciones de aire-aire, de agua-agua o combinados entre sí: aire-agua y agua-aire. Estos se caracterizan por utilizar ese fluido con la intención de transportar la energía térmica y posteriormente transformarla.
En definitiva, hoy disponemos de gran variedad en cuanto a sistemas de climatización. Por ello, lo recomendable sería adquirir aquellos que que sean más compatibles con el medioambiente. De hecho, la eficiencia energética, las energías renovables o el desarrollo sostenible son conceptos muy para tener en cuenta en este ámbito. Cada vez son más los que se unen esta corriente y se preocupan por la utilización de productos ecológicos. Los sistemas de climatización central son una excelente forma de consumir energía de una manera sostenible.