Es muy fácil ahorrar agua en casa. Sin embargo, también es muy fácil desperdiciarla. Incluso, es fácil olvidar que este recurso no es infinito, y que debemos utilizarlo de forma responsable. Para eso, vamos a ofrecer una serie de consejos fáciles para reducir tu consumo de agua en casa.
A todos nos gusta bañarnos, pero hacerlo en casa supone un gasto enorme de agua. En países con un clima fresco suelen bañarse 2 o 3 veces a la semana, resultando en un ahorro de agua. Sin embargo, las condiciones climáticas de España, por ejemplo, hacen difícil seguir ese ritmo. Y es que 3 días sin una ducha, en verano parecen una eternidad.
Así pues, ya que no podemos seguir el comportamiento de los vecinos del norte de Europa, la ducha es la opción menos mala. Eso sí, procura que no corra el agua más de 5 minutos. Si alcanzas los 10 minutos se calcula que utilizas unos 200 litro de agua, según la OMS (frente a los 300 de un baño).
Aunque el vecino de abajo no se queje de goteras pueden existir fugas. Las más comunes son grifos que no se cierran bien. Procura vigilarlos y reponerlos si gotean, porque a la larga puede ser un gasto enorme.
Además de la ducha, hay otras actividades donde se nos olvida cerrar el grifo. Por ejemplo, cuando nos cepillamos los dientes, o mientras lavamos algún alimento fresco. Más adelante veremos otro consejo que puede reducir el impacto de estos despistes.
Convéncete de cerrarlos, y, con el tiempo, será un gesto cotidiano que te saldrá sin pensar.
Así se llaman esos «cacharritos» que podemos poner en los grifos para airear el agua. Crean una sensación de un mayor caudal, ya que, aparte de introducir aire, estrechan la salida. Así, la presión aumenta y parece que sale una mayor cantidad de agua.
Si te llenas un vaso para beber no van a hacer magia, pero para lavarse las manos, por ejemplo, supone que estarás gastando bastante menos.
Hay electrodomésticos que utilizan agua. Y mucha. Por supuesto, no pueden saber si la carga es completa o apenas has utilizado la mitad de su capacidad. Por eso, asegúrate de que el lavavajillas tiene todo su espacio aprovechado antes de ponerlo.
En el caso de la lavadora, la recomendación es la misma. Aunque, en el caso de esta, las más modernas tienen programas para medias cargas. Si vives solo o tiene gran capacidad, estos programas pueden ser una salida para, al menos, no malgastar tanta agua.
Esta forma de ahorrar solo hay que hacerla una vez. Después, podrás olvidarte por completo. ¡Voilà! Ya estás ahorrando varios litros de agua cada vez que utilices la cisterna. Incluso puedes introducir varias botellas con agua, siempre que caiga el agua necesaria. Se trata de ahorrar el volumen del agua de las botellas con cada descarga.
La cocina es otro lugar donde dejamos correr el agua. Cocinamos con ella, la utilizamos para lavar la ensalada y la fruta. Por eso, en vez de dejarla solo irse por el desagüe, os proponemos una alternativa:
Si no conseguías acostumbraros a cerrar el grifo (o incluso si o hacéis), siempre podéis colocar un barreño en la pila, y dejar que el agua se acumule. Esta agua puede utilizarse para regar las plantas, por ejemplo.
Si, además, las regamos al anochecer, también conseguiremos un mejor aprovechamiento, ya que no se evaporará tan rápidamente.
Esperamos que estos consejos os sirvan para reducir vuestra huella ecológica… y también vuestra factura. Si se os ocurre alguno más, ponedlo en práctica. Cada pequeño gesto se convierte en un gran cambio si le es útil a mucha gente.