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Aunque el concepto de biomasa es amplio, cuando hablamos de energía nos referimos al proceso que sigue la materia orgánica para producir energía. A grandes rasgos podemos decir que las plantas absorben la energía solar para convertirla en bioenergía, una energía química que a través de los diferentes procesos de biomasa podemos convertir en un combustible limpio. La energía biomasa tiene una gran cantidad de usos, tanto a nivel doméstico como industrial o profesional, pero recuerda que no la consumimos tal y como la encontramos en la naturaleza.
Una vez procesada, la biomasa se utiliza generalmente para la generación simultánea de electricidad y energía térmica, ya que son las dos mejores formas de aprovecharla. Pero más allá de generar luz y calor, la energía de la biomasa se puede utilizar para generar energía a través del biogás o en los biocarburantes, un tipo de combustible que podemos utilizar en cualquier vehículo a motor que esté actualmente en el mercado. También puedes utilizar el biocombustible en cualquier motor de combustión térmica.
Si nos fijamos en la biomasa en el hogar, vemos que su principal misión es la generación de calor en casa o para cocinar a través de la combustión de la biomasa. Para ello, necesitamos instalar una estufa o una caldera de biomasa, que nos ofrecen una solución muy efectiva. De hecho, en los últimos años la instalación de calderas domésticas de biomasa ha experimentado un crecimiento muy destacado debido precisamente a los buenos resultados que ofrece la biomasa y al rendimiento económico que presenta.
Las calderas de biomasa funcionan prácticamente igual que las de gasoil. Son compactas, con una pequeña salida de humos en forma de chimenea y lo único que exigen es tener el espacio necesario para que el usuario almacene los pellets, esos pequeños cilindros de madera que conforman la biomasa. Aunque la inversión inicial para este tipo de calderas sea más cara que si hablamos de la instalación de una caldera convencional, los pellets son mucho más baratos que un gas o un gasoil cada vez más caros, así que a largo plazo la biomasa es más eficiente.
De esta manera, podemos utilizar la energía de la biomasa para generar calefacción y refrigeración o producir agua caliente sanitaria. Es bastante habitual utilizar la biomasa para las calefacciones de suelo radiante. Las cenizas producidas en las calderas por la quema de los pellets también pueden utilizarse como abono de plantas o jardines. Un último uso que podemos considerar doméstico es el del biocombustible, del que ya hemos hablado, ya que todas las gasolineras lo ofrecen.
El biocombustible también es uno de los dos usos industriales más destacados de la biomasa. El otro es la generación de electricidad, que cuenta con el plus de ser una energía limpia, sin que afecte al cambio climático. Eso sí, la generación de electricidad a partir de la biomasa tienen el problema de su elevado coste, aunque se compensa ya que cuanta más potencia eléctrica se genere, mayor será el rendimiento de la inversión que hemos hecho por lo que una buena inversión siempre se acaba compensando.
Para generar la electricidad, se utiliza la materia prima (pueden ser pellets, huesos de oliva, restos agrícolas o forestales), que se quema en una caldera. Durante la combustión de la biomasa, el agua que circula por las tuberías de las paredes de la caldera se calienta y en su propio interior se genera un vapor sobrecalentado. El vapor mueve una turbina que, conectada a un generador eléctrico, produce la electricidad para transformarla a una electricidad con una tensión superior que se incorpora a la red general.