Son los más extensos, ya que se ocupan más de las dos terceras partes del Planeta. Esenciales para nuestra supervivencia, todos los expertos alertan sobre el deterioro al que les está conduciendo la presencia humana. Y es que, la biodiversidad, una de las principales características de los ecosistemas marinos, es clave para la salud de la Tierra y para nuestro bienestar social.
Junto a la selva Amazónica, siempre considerada el pulmón del mundo, los océanos colaboran en esa función al suministrar la mitad del oxígeno que consumimos, a la vez que absorben más de la cuarta parte del CO2 que producimos. Si le unimos su papel como fuente de alimentación básica para millones de personas, pocas dudas quedan sobre la importancia de los ecosistemas marinos. El gran reto del medioambiente, al que todos podemos contribuir, es preservar la salud de los ecosistemas marinos.
No hay mucha complicación a la hora de definir el concepto de ecosistema marino como el sistema dinámico en el que conviven y se interrelacionan una comunidad de organismos con su medio ambiente, en este caso, el agua con altos niveles de salinidad (3,5%). Las grandes masas de agua salada se concentran en cinco océanos (Atlántico, Pacífico, Índico, Ártico y Antártico). Sumados a los mares, de tamaño más reducido y que se extienden por todo el planeta, contienen el 97% del agua libre de la Tierra.
Se considera que son más estables que los terrestres, aunque determinados por factores como la concentración salina, la temperatura de las aguas, la luz que reciben o las corrientes marinas. La confluencia de estos elementos da lugar a ejemplos de ecosistemas marinos muy diversos, desde los manglares tropicales a las praderas marinas o los fondos marinos, misteriosos territorios que esconden secretos biológicos a más de 6.000 metros de profundidad.
Una clara muestra de esta valiosa diversidad es que no dejan de descubrirse nuevas especies de flora y fauna de los ecosistemas marinos. Es el caso de un ecosistema en las Islas Papúa, que en 2006 sacó a la luz 50 nuevas especies de peces y corales. Los expertos lo consideran uno de los más habitados del planeta, con una biodiversidad que supera a la de la gran barrera coral de Australia.
Lo cierto es que los ecosistemas marinos que se ubican en los océanos y mares son los principales ecosistemas de agua salada. Dentro de ellos se puede diferenciar entre la zona con luz (fótica), habitada por organismos fotosintéticos en la capa más superior y algas. Según se va descendiendo y perdiendo luminosidad, encontramos:
Pero, además, pueden considerarse ecosistemas marinos los:
No podemos destacar ninguna por encima de otra, cualquiera de las características de los ecosistemas marinos hacen de ellos una reserva natural que hay que proteger. ¡Sería nuestro suicidio ecológico como especie!