La agricultura intensiva es un modelo de explotación agrícola que consiste en sacar el mayor provecho a las tierras a través de los procesos utilizados y la siembra de diferentes productos. Este sistema de producción intenta aprovecha la máxima superficie del terreno disponible para cultivar sus productos y, además, realiza varias siembras al año para obtener diferentes cosechas.
Para obtener el mayor rendimiento de sus cultivos, la agricultura intensiva destina una gran cantidad de recursos a sus cosechas, como fertilizantes, selección de semillas concretas que favorecen una mayor producción, aumento del regadía, y técnicas de cultivo concretas. Cabe destacar que este sistema de producción posee un mayor impacto en el medioambiente y produce una mayor contaminación.
Este tipo de cultivos son los que podemos encontrar en invernaderos, en los que se generan las condiciones necesarias para el cultivo de productos, sin necesidad de estar en la época del año idónea para producirlos. De esta forma, se pueden consumir productos fuera de temporada durante todo el año.
La utilización de la agricultura posee una serie de beneficios para productores y consumidores como:
Sin embargo, no todo son cosas positivas, ya que la agricultura intensiva también posee críticas por su daño al medioambiente. Entre ellas podemos encontrar: